Cuando
los futboleros entramos en el tan delicado debate de nombrar al mejor
jugador que ha tenido el mundo del fútbol, siempre hablamos de la
magia y de la elegancia de Pelé,
del
fútbol total que realizaba Di
Stefano, de
la creatividad y el estilismo de Cruyff
o de las jugadas inverosímiles con esa zurda mágica que tenía
Maradona,
pero nunca llegamos a un acuerdo para delimitar quien ha sido el
mejor de la historia.
Pero
a este cuarteto de magníficos hay que añadirle un quinto, un
jugador que deslumbró con su fútbol en las dos primeras décadas
del siglo XX, un jugador muy poco conocido por los aficionados, bien
porque se tiene poca documentación, tanto escrita como visual de esa época, o bien porque por aquel entonces, las
federaciones de fútbol no trabajan como ahora en temas estadísticos
y de seguimiento de futbolistas. Ese jugador es Arthur
Friedenreich.
El
“tigre” o “mulato de ojos verdes”, nació
en la ciudad brasileña de Sao Paulo, en el año 1892, siendo hijo de
un comerciante alemán (de ahí su apellido) y de una brasileña, de
ahí su apodo, ya al ser su padre europeo y su madre de color.
Friedenreich no lo tuvo fácil es sus comienzos en el fútbol, ya que
empezó jugando al fútbol en los barrios más humildes de Sao Paulo,
con una pelota de trapo, pero además, en aquellos tiempos el fútbol
solo estaba destinado para que jugasen ricos y chavales blancos (se
llego a decir que se maquillaba la cara con polvo de arroz para
parecer blanco). Pero a pesar de esto, su enorme calidad y su
maravilloso juego le hizo convertirse en uno de los mejores de la
historia.
Su
carrera la desarrolló íntegramente en Brasil, jugando en varios
Equipos, casi todos ellos pertenecientes a la liga paulista, siendo
su año de debut en 1909, con apenas 17 años (al igual que el mítico
pelé). Fue máximo
goleador de la competición paulista en 9 ocasiones, ganando además
hasta 8 veces los campeonatos paulistas. En
una gira realizada con el Sao Paulo por Europa en 1925, de los 9
partidos que jugaron, ganaron 8, marcando Friedenreich un total de 11
tantos, deslumbrando
al viejo continente con su fútbol, apodándole los cronistas de la
época como ”Rey
del fútbol” o “rey de reyes”.
Con
la selección brasileña hizo su debut en 1914, logrando la Copa
Roca ese
mismo año (torneo disputado en su día por Argentina y Brasil), la
Copa
de América en 1919
(donde fue máximo goleador con 4 tantos, siendo recibido en Brasil
como un autentico héroe) y
ese mismo torneo en 1922. No
jugó el mundial de Uruguay de 1930, porque además de contar ya con
38 años y haber tenido poco antes de esta fecha una grave lesión,
las diferencias existentes entre las ligas de Rio de Janeiro y Sao
Paulo, ocasionaron que solo fuesen a ese mundial los jugadores de las
ligas de Rio de Janeiro.
A
lo largo de su carrera, “el tigre”, y según crónicas de
estudiosos del fútbol, consiguió un total de 1.239
goles en 1.329 partidos
(más goles que Pelé). Otros afirman que estos números están
cambiados, que fueron 1.329
goles en 1.239 partidos. Otros
que fueron 1.354…. Otros que 1.379…. Lo que sí parece cierto, es
que su promedio de goles fue mayor que el de Pelé.
Arthur
Friedenreich se retiró del fútbol en 1935 con 43 años, falleciendo
en 1969 con 77 años. Para muchos, este
jugador ha sido el gran olvidado mejor futbolista de la historia.
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