El Celtic de Glasgow es uno de los clubes con más tradición del mundo. El público que se reúne cada domingo en Parkhead sabe que debajo de su camiseta hay algo más que un simple equipo de fútbol, hay una historia y unos valores que son llevados con orgullo por cada aficionado de The Hoops. Pero sin lugar a dudas, donde se recoge esa tradición centenaria es en el escudo del equipo.
Todo comenzó en 1887 cuando un joven Andrew Kerins, conocido en toda Escocia por el sobrenombre de 'Hermano Walfrid', decidió dejar la pequeña localidad irlandesa de Ballymote para cruzar hacia la Gran Bretaña y enseñar la palabra de Dios por las tierras escocesas. Al igual que él, miles de irlandeses habían abandonado la isla esmeralda para buscar un lugar donde rehacer su vida y olvidar aquellas hambrunas que llevaban varios años acechando el país, sin embargo la realidad fue muy diferente y la gran mayoría, a pesar del viaje, apenas tenía para comer, por lo que el hermano Walfrid decidió poner su granito de arena creando un pequeño equipo de fútbol con el objetivo de recaudar fondos para construir un comedor social y así poder ayudar a todos aquellos irlandeses que no tenían nada que llevarse a la boca.
El nombre elegido para el equipo fue el de Celtic, en honor a los pueblos antiguos que se habían hospedado por las zonas de Escocia e Irlanda y de los cuales se consideraban, en cierto modo, descendientes. Y el escudo fue el del trébol, para que jamás se olvidasen del orígen que tenía del equipo: Irlanda.
El padre Walfrid, que hoy día tiene una estatua a las orillas de Celtic Park, no creó ese escudo por azar, sino que lo hizo para que en un futuro, la gente de Glasgow y de todo el mundo supiese que el Celtic no solo es un equipo, que existe algo más detrás, que la gente que vive en Escocia no elige ser del Celtic porque le gusta su estilo de juego o porque cree que son mejores, sino que elige pertenecer a los católicos porque saben que ese escudo corresponde a una historia, a una afición y a unos valores.
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