Con el paso de las jornadas, podríamos
decir casi a ciencia cierta el centro del campo del Chelsea se ha
consolidado en torno a un doble pivote formado por Lampard y Ramires,
y una mediapunta formada por tres hombres, en la que da libertad a
uno de ellos en perjuicio de una mayor exigencia a los otros dos.
Este tridente está formado por tres
hombres claramente asentados: Por un lado se encuentra Eden Hazard,
al que Mourinho concede esa libertad antes mencionada y por otro lado
se encuentran el brasileño Oscar y el recién llegado Schürrle, dos
jugadores con un gran potencial ofensivo pero que también pueden
ayudar a los laterales y al centro del campo en tareas defensivas.
De este modo vemos como el elemento de
trabajo en defensa es fundamental en el esquema de Mourinho. Ese
4-2-3-1, pasa, cuando el rival tiene el balón, a una especie de 4-5-1
en el que uno de los mediocampistas (generalmente Hazard) tiene una
menor exigencia y se coloca más cerca del delantero. De aquí deriva
la respuesta a la famosa pregunta de ¿Por qué no juega Juan Mata
con el Chelsea? El principal motivo es que el asturiano no aporta el
sacrificio defensivo que pueden aportar tanto Oscar como Schürrle,
por lo que a la hora de dibujar la alineación, el portugués dejará
fuera a uno de sus jugones (no solo Mata, también William y De
Bruyne), en beneficio de jugadores con un perfil más trabajador.
El ejemplo está en el hecho de que con
la lesión de Schürrle, Mourinho ha llegado a adelantar la posición
de Ramires y ha introducido en el doble pivote a Obi Mikel junto con
el titularísimo Lampard. De nuevo dejando claro que lo que busca en
los tres cuartos de campo no es la calidad y la fantasía, que solo
concede a uno de los tres mediapuntas, sino que da más importancia a
un centro del campo compacto y estable a la hora de defender.