La peor de las sensaciones de este torneo ha sido sin lugar a dudas el fracaso de Inglaterra. Toda Europa estaba pendiente de como sería la nueva generación inglesa, de si podrían acercarse a los grandes maestros británicos que deslumbraron durante la mitad del siglo XX. La respuesta ha sido un NO rotundo. El conjunto de Stuart Pearce no ha conseguido ganar ni un solo partido en toda la competición, siendo derrotado incluso por la débil Israel, novata en el torneo. Los Ince, Zaha, Shelvey y compañía han dejado por los suelos la imagen de una selección que siempre ha de aspirar a lo máximo. ¿A quién hay que echar la culpa por ello? ¿Al entrenador? ¿A los jugadores? Quizás sea un poco de cada, se juntaron el hambre con las ganas de comer.
El otro elemento negativo de esta Euro Sub21 han sido las lesiones, las cuales nos han privado de ver a jugadores de primerísimo nivel como Sergio Canales o Luca Marrone. Lo de Canales ya lo comenté en otro post, su problema con lesiones es ya más que mala suerte una desgracia, no sale de una cuando entra en otra y además no solo sale perjudicado él, sino que también los demás nos estamos perdiendo a un grandísimo futbolista. Por otra parte tenemos a Marrone, un jugador que estaba esperando que llegase este torneo para poder demostrar a Conte que puede contar con él cuando lo necesite e incluso que podría llegar a hacerse con un hueco en el XI de la Juve, sin embargo la lesión tras el primer partido ha impedido que pueda mostrar su talento al resto de Europa.
Esta es la parte B de este gran torneo. No solo hay que tener en cuenta las victorias y los destellos de calidad sino que hay que reflexionar sobre lo que no hemos podido ver y sobre aquellas cosas que hay que corregir de cara al futuro.