
Con la salida de Modric al Real Madrid y la de Van der Vaart al Hamburgo, el portugués Villas Boas tuvo que readaptar ese equipo, lo que llevó la subida de Gareth Bale a la mediapunta.
Regresando al Real Madrid, el croata tuvo que cambiar su estilo de juego e integrarse en el 4-2-3-1 de Mourinho. La posición que debía ocupar era el doble pivote, acopañando a Khedira o a Xabi Alonso, en función de las circunstancias. En este punto hay que tener en cuenta que Modric no destaca ni por su poderío físico (apenas mide 1,74) ni por su recuperación de balón, por lo que deducimos que el objetivo de ese nuevo rol en el centro del campo era ayudar a los centrales y al pivote a sacar el balón jugado, conectando con los de 3/4 e incluso con el delantero, sin la necesidad de meter balones largos.
La diferencia con el Tottenham era que el 4-4-2 proponía un juego más directo con el delantero, sin necesidad de que el peso ofensivo recayera en la línea de tres mediapuntas, por lo que no era necesario que Modric retrasase su posición para sacar la bola jugada. Ahora en el Real Madrid la cosa cambia y el pequeño Luka pierde esa libertad ofensiva qe tenía en el Tottenham y tiene que trabajar más para los Cristiano, Özil y compañía.
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